En 1988 el más provocativo vecino de Baltimore (EEUU), el irreverente director John Waters, ya sorprendió a las plateas con una película que a ritmo de música y bailes pretendía ser un alegato a favor de la integración racial americana y de la convivencia entre no sólo negros y blancos sino entre chicos populares del instituto y aquellos que no gozaban precisamente popularidad, representados precisamente por una oronda y vital adolescente que vivía para bailar y que a pesar de su obesidad no había baile que se le resistiera, muy por encima de las "dotes" de las chicas de estilizada figura que hasta entonces brillaban en el programa musical de tv local más famoso de Baltimore. La irrupción en el programa y en la vida de Baltimore de Tracy Turnblad (Nikki Blonsky en la versión 2007, Riki Lake en 1988) es como un autentico huracán de libertad, convevencia y tolerancia.
Y HAIRSPRAY, el original y esta versión (basada en el musical) destila por absolutamente todos sus fotogramas la magia y la vitalidad de su joven protagonista que contra viento y marea se propone conseguir su sueño de bailar y transmitir con su baile toda su vitalidad.
Destacable igualmente es el papel de la madre abnegada y defensora a ultranza de las "locuras" de su hija, que en el original fue interpretado por la inigualable y desaparecida, Divine, y que ahora recae en un irreconocible y muy entregado John Travolta.
A destacar todo el elenco joven del reparto, y entre ellos Zac Efron, protagonista de High School Musical, que aquí se hace cargo del papel del chico guapo e inalcanzable que acaba rendido a los encantos Tracy; y por supuesto Nikki Blonsky, tan maravillosa como en su día ya lo fue Riki Lake.
Muy recomendable. Absolutamente vitalista y colorista. Extremadamente contagiosa. No pararas con los pies quietos en el asiento.
