El sonido del Trueno, de Peter Hyams

Peter Hyams fue hace años un director visionario. Películas como Atmosfera Cero o Capricornio Uno permanecen en un lugar privilegiado de la memoria de los aficionados al fantástico. En los últimos años, con películas como Timecop o el Fin de los días ha ido perdiendo parte del respeto que los aficionados le tenían, aún cuando Relic fuera una magnifíca muestra del genéro de terror fantástico. A sound of Thunder parte positivamente de contar con la base sólida de una obra corta de Ray Bradbury en la que se basa. Hasta ahí podemos decir, que el desarrollo de la historia es correcto. Un grupo de científicos que trabajan para un déspota millonario ejerciendo como guías de safaris al jurásico, con caza incluida. Sus clientes exploradores no pueden tocar absolutamente nada mientras estan en el salto temporal y mucho menos aún traerse al tiempo actual un recuerdo jurásico, pues cualquier minímo cambio en el pasado afectaría a la realidad presente. Pero ni el ordenador más potente, ni la planificación más absoluta es capaz de vencer la curiosidad y los errores humanos.
El gran problema de A sound of Thunder es que siendo una película realizada en pleno siglo XXI, con todos los alardes de la tecnología a su alcance, sus efectos especiales son propios de los años 50 y de películas como Planeta Prohibido. Y eso hace que quien vea la pelílula tome más atención a sus espantosos planos rodados frente una pantalla azul con sus actores no integrados que hacen que el espectador pierda la noción de la trama o el diálogo y se fije sólo en su multitud de fallos técnicos. Y es que a estas alturas no se puede permitir someter al espectador a un visionado tan defectuoso. Una película futurista con efectos especiales arcaicos jamás lograra el objetivo que pretende. Entretener. Quizás por ello pasó varios años en el cajón de sastre de los distribuidores que simplemente no sabían que hacer con ella.